"Una chuchería de culto"

Parque de atracciones de Zaragoza cautiva a modo de golosina de culto a los nostálgicos que crecimos entre casas magnéticas y trenes de la bruja. Un paseo a lomos de su noria, un rideo en sus evocadores coches de la Cueva del horror, caerte en el rulo del Mississippi o ver a la operadora de Moncayo subir y bajar palancas, empujar los coches hacia la carga o meter presión al compresor es una nostálgica gozada. La cosa es que todo el parque es nostalgia. Sin ninguna puerta abierta a la modernización. Es un viaje en el tiempo, donde se preserva incluso el estado original de los decorados. Así que deleitándome en sus rincones, y gozando del airtime de su Torreón (en mi opinión, lo mejor del parque), me preguntaba cómo había tanta afluencia a pesar de la singular oferta. Y esto te da qué pensar acerca de la (complicada) gestión de un parque temático o de atracciones. 5 años antes abría el de Madrid, que ha denostado alguno de sus emblemas en pro de una modernización que le ha funcionado y que ha sido justa y necesaria. En Zaragoza se paró el tiempo y eso nos ha permitido disfrutarlo pero ¿cuánto tiempo durará la zyklon de Robles Bouso? ¿Y todo lo demás? ¿Es la nostalgia un gancho suficiente? Yo me pregunto si en el término medio no estará el acierto, inversión mediante. Un parque que conserve, mantenga y aprecie con respeto sus reliquias del pasado y que innove a la altura de su presupuesto para abrirse al público nuevo parece garantía de éxito, aunque nunca se sabe. Una pincelada, que a todos tenemos el "mal del Roller Coaster Tycoon": ¿Una Vekoma a cambio de la ride de Safeco? Ramsés no parece convencer a mucha gente, casi ni a sus operadores (2 años lleva sin operar su dueling, me quedé sin un credit). El parque sugiere a ese nivel algo de tematización: supongamos Torreón allí a modo de Tikal, con Quetzal y un Revolution al estilo Talocán. Y una Vekoma con ese theming. Casi hasta soportaría una SLC. Cualquier soplo de aire en ese sentido puede revitalizar al parque. Porque todo lo demás es eso, bendita nostalgia. Desde hoy, este parque ha conquistado mi corazón ridero, y le deseo toda la suerte en la toma de decisiones.