"Perdone, ¿me podría indicar dónde está Polinesia?"

Como comenté en mi anterior crítica, Marina d'Or se está esforzando por utilizar la adrenalina cómo uno de sus reclamos para el cliente promedio. Parque Acuático Polinesia es su última apuesta por la adrenalina, en este caso, pasada por agua. El título del recinto suena a primera oída sobrio y altamente temático. Te imaginas una experiencia acuática ambientada en las islas tropicales polinesias, pero este parque no te aportará eso. Lo siento, pero no.

El parque está partido en dos cachos separados por una carretera y un puente. Esto quiere decir que para pasar de una zona a otra, debes subir escaleras, cruzar el puente, y volver a bajar escaleras. Un auténtico coñazo si nos paramos a pensar que es un parque acuático y se va medio descalzo, mojado y en bañador. El agua está bastante fría, como en el resto de parques acuáticos y te quedas realmente helado al estar andando de un sitio a otro. Y no precisamente por el tamaño, porque estamos ante un parque normalito tirando a pequeño, sino por lo separadas que están las cosas y el dichoso puente.

Las atracciones no son nada del otro mundo, encontramos un "tazón", cuatro hidrotubos indoor, un free-fall, un racer, y poquita cosa más. Anunciaban como novedad el "Superloopo" pero cuando fui yo, estaba "fuera de servicio" (sin construir todavía), por lo que no puedo comentar sobre ese tema, pero creo que nunca ha llegado a hacerse realidad este tobogán de cápsula.

La calidad de los toboganes, pues bueno, alguno raspa pero por lo general bastante decente. Y la gastronomía bastante buena relación calidad-precio si comes en el restaurante, porque si comes en las máquinas es totalmente lo contrario: baja calidad, alto precio.

En cuanto al tema niños, tampoco hay mucho donde elegir: los típicos juegos acuáticos interactivos, el típico barco pirata con un cubo de agua que va cayendo (copia muy notable de Costa Caribe) y algún tobogán pequeño. He de decir que cuando estuve yo los niños se hacían daño en el barco pirata.

En definitiva, un añadido a los reclamos de esta ciudad de vacaciones que hará las delicias de todos aquellos que quieran pasárselo bien unas horas, porque el parque no da para más.