Mi primera a Futuroscope fue en 2014 y desde entonces el parque había cambiado muchísimo, con nuevas atracciones, nuevos espectáculos, e incluso renovaciones de las atracciones ya existentes. Hace una semana visité de nuevo este peculiar parque del centro de Francia, y hoy comparto con vosotros lo que fue mi visita de dos días.
Futuroscope es muy singular, es un parque de atracciones familiar con un fuerte espíritu educativo, muchas de las atracciones combinan a la perfección el entretenimiento y la divulgación científica. Las atracciones que encontramos aquí no son las clásicas que encontramos en otros parques, la mayoría de ellas consisten en simuladores o teatros con grandes pantallas IMAX. Además, el parque está muy comprometido la preservación del medio ambiente, y se nota en cada detalle.
Para llegar a Futuroscope desde Madrid, cogimos un vuelo a Nantes y desde ahí fuimos al parque en un coche de alquiler. Se tarda más o menos dos horas en coche. Después de dejar las maletas en el hotel, nos fuimos directos al recinto.
Nuestra primera parada fue la oficina de atención al cliente, donde recogimos un par de dispositivos de traducción, que son necesarios en algunas de las atracciones del parque si no entendemos francés. Es un servicio gratuito, tan solo tuvimos que dejar un DNI como fianza.
Después nos descargamos la app del parque, y desde ahí consultamos los tiempos de espera que había en las atracciones. El panorama era más o menos el esperado, había entre 30 - 60 minutos de espera para cada atracción (después de todo, era agosto), y para aprovechar al máximo el tiempo lo mejor era hacernos con el Pase Premium, que por 30€ por persona da acceso rápido a 5 de las atracciones más populares del parque (luego descubrimos que el parque tiene otros servicios gratuitos que permiten hacer menos tiempo de espera en las atracciones, lo explicaré en la segunda parte de la visita).
Con los cascos de traducción y el Pase Premium, pusimos rumbo a El Viaje Extraordinario, la atracción que más ganas tenía de probar del parque. Es una atracción que simula un vuelo a través de distintos paisajes del globo. La atracción es genial, todo contribuye a la ilusión de estar volando: los impresionantes paisajes, los movimientos de los asientos, el viento, los olores y la música. Si es la primera vez que pruebas una atracción de este tipo, seguramente te impresione muchísimo, y incluso te llegue a emocionar.
Siguiente atracción: ¡La Máquina del Tiempo! Consiste en un viaje a través del tiempo junto a los Rabbids, esos conejos alocados que protagonizan sus propios videojuegos de Ubisoft. Es una atracción divertidísima y muy lograda, con gran cantidad de efectos especiales que nos sumergen de lleno en cada una de las épocas históricas que recorremos en nuestra aventura. Esta atracción se convirtió en mi favorita del parque cuando lo visité hace cinco años y sigue en lo más alto de mi podio.
También probamos Sebastien Loeb Racing Experience, la novedad 2018 del parque, que es una experiencia basada en gafas de realidad virtual en la que vivimos en primerísima persona una carrera a contrarreloj a bordo de un coche de rally pilotado por el mismísimo Sebastien Loeb. Me decepcionó un poco porque los asientos apenas se mueven en relación con toda la acción que vivimos a través de las gafas de realidad virtual, pero la idea de una atracción con gafas VR me parece muy buena, sería perfecta si tuviera unos efectos especiales y unos movimientos a la altura de lo que uno esperaría de un simulador de rally.
La siguiente atracción fue Arthur, l'Aventure 4D. Es una atracción basada en el mundo creado por el cineasta Luc Besson en su serie de películas Arthur y los Minimoys. La aventura consiste en un simulador de movimiento que incorpora algunos efectos especiales junto con una enorme pantalla IMAX 3D en la que sucede toda la acción.
Paramos a comer en Le Quai Gourmand, un restaurante de autoservicio con un menú bastante decente que incluye primero, segundo, bebida, pan y postre. Al salir del restaurante nos encontramos con una banda de música que tocaba en la calle; el parque tiene animaciones de calle como estas que no se anuncian en el horario de espectáculos y llenan de vida el parque.
Ya habíamos recorrido varias de las atracciones principales del parque, y ahora era momento de descansar un poco con alguno de los espectáculos. IllusiO es un espectáculo de magia con toques de comedia que disfrutamos mucho, no solo por los trucos de magia en sí sino por la interacción que tiene el anfitrión con el público, especialmente con los niños. Desafortunadamente, aquí la traducción simultánea no está disponible, así que si no entendéis francés tal vez no podáis disfrutarlo del todo. Nada más salir de IllusiO fuimos a ver otro espectáculo, Les Mystères du Kube. Este otro también es entretenido aunque, en mi opinión, es algo más flojo; principalmente se basa en el videomapping y algunas acrobacias de tres artistas. A propósito, en la entrada del segundo espectáculo había dos chicos repartiendo vasos de agua y café entre los visitantes sin coste alguno, fue un detalle muy curioso y es de agradecer.
No se puede tomar fotos en ninguno de los dos espectáculos, pero no dejó de sorprendernos la arquitectura del edificio de Les Mystères du Kube. En realidad, cada edificio del parque tiene una arquitectura única que lo distingue de los demás, lo que le da al parque una personalidad muy particular que de alguna manera recuerda La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia.
La siguiente atracción que probamos fue La Vienne Dynamique, una atracción inconfundible por la cascada que cae sobre la fachada de cristal de su edificio. Es una atracción que combina los movimientos de los asientos en sincronización con una película que cuenta la historia de un hombre que llega tarde a su propia boda y para llegar a tiempo debe recorrer a toda velocidad la región de Viena, que es la región de Francia donde se ubica Futuroscope. Es una atracción muy agitada, los asientos están en perfecta sincronía con la película pero llegan a ser incluso demasiado bruscos en algún punto. Esta atracción fue la cola más larga que tuvimos que esperar en todo el día, unos 20 minutos.
Para descansar un poco de las sacudidas de La Vienne Dinamique fuimos al Kinémax, la atracción más icónica del parque por su arquitectura, que recrea los cristales de cuarzo. Consiste en un cine IMAX, y tiene la pantalla más grande de Europa, con una superficie equivalente a una pista de tenis. Aquí se proyectaba un documental sobre el astronauta francés Thomas Pesquet y su expedición en la estación espacial internacional. Lamentablemente, el aparato de traducción no funcionó nada bien y a partir de ese momento decidimos dejar de usarlo por el resto del día.
Algo que me gustó mucho del parque es lo fácil que es organizar la visita y buscar información. La app del móvil funciona maravillosamente, y además, por todo el parque hay pantallas de información, señales para orientarse y tanto en las entradas de algunas atracciones como en los viales hay trabajadores que están a disposición para resolver dudas.
En este momento decidimos ir un rato al hotel para pegarnos una siesta, estábamos muy cansados porque tuvimos que madrugar bastante ese día para coger el vuelo. Hay varios hoteles por la zona, pero el hotel del parque (Hotel du Futuroscope) es el que mejor comunicado está con el recinto, tan solo hay que cruzar una pasarela para ir del parque al hotel. Dedicamos poco más de una hora para recuperar el sueño perdido y volver a la carga.
Era el atardecer, el momento perfecto para subir a la Gyrotour, la atracción que sirve de mirador. Es una forma genial de disfrutar de las vistas del parque y su arquitectura desde las alturas.
Tan solo nos quedaba un acceso rápido del Pase Premium, que era para Danse avec les Robots, una atracción muy agitada que mi padre no iba a poder disfrutar porque se marea fácilmente, así que le preguntamos a operarios de El Viaje Extraordinario si era posible usar ese acceso rápido para esta otra atracción, y nos dejaron hacer el cambio sin problemas, con lo que pudimos disfrutar de nuevo de un vuelo por todo el globo.
Ya estaba anocheciendo y era el momento de ir cogiendo sitio para ver el espectáculo nocturno del parque, no sin antes parar en un foodtrack para pedir algo de cena. El espectáculo nocturno tiene lugar en el gran lago central del parque, junto al Kinémax, y tiene un graderío de acceso libre con muchísima capacidad, con lo que con llegar 30 minutos antes del espectáculo es fácil conseguir un buen sitio. El show, La Forge aux Étoiles, es un espectáculo que combina luces, fuentes de agua, pirotecnia, pantallas de agua, efectos de fuego...pero todo a lo grande, con un dispositivo técnico descomunal. Además, el espectáculo tiene la firma de Cirque du Soleil, y se nota tanto en la estética como en la historia que se cuenta. Realmente creo que merece la pena quedarse hasta la hora de cierre para verlo.
¡Y hasta aquí el primer día! Como veis, pudimos hacer todas las atracciones principales y casi todos los espectáculos (y eso que no estuvimos desde primera hora en el parque).
Lee la segunda parte de nuestra visita.