Esta es la tercera y última parte de mi visita a Walt Disney World.
Primera parte: Visita a Animal Kingdom.
Segunda parte: Visita a EPCOT.
Domingo 28 de julio. Nos despertamos pronto para ir a Disney's Hollywood Studios, el parque dedicado a la producción de las películas. Queríamos aprovechar las "extra magic hours", que es tiempo exclusivo para disfrutar de los parques que solo puede disfrutar quien esté alojado en un hotel Disney. Tras atravesar el control de seguridad y los tornos nos encontramos con el horror...dos horas de cola para cada atracción. El problema de Hollywood Studios es que, a día de hoy, apenas tiene 6 atracciones, con lo que con poca gente que haya, los tiempos de espera se eternizan. No íbamos a perder el tiempo de esta manera, pusimos rumbo inmediato a Disney's Magic Kingdom.
Magic Kingdom no solo es el parque principal de Walt Disney World, es también el parque de atracciones más visitado y conocido del mundo: en 2018 fue visitado por 20,8 millones de personas. Después del panorama de Hollywood Studios, estábamos preparados para lo peor, pero sorprendentemente los tiempos de espera se mantuvieron relativamente bajos a lo largo de todo el día, y para muchas de las atracciones no hubo ni que esperar.
Nada más entrar atravesamos Main Street U.S.A., la calle que recrea una ciudad americana en los años 20, y al final de ella se erige el majestuoso de La Cenicienta, de mayores dimensiones que el de Disneyland París y, en mi opinión, menos elegante. Llegados a la plaza central que hay frente el castillo debemos tomar uno de los cinco caminos que hay.
Tomorrowland originalmente era una área dedicada al mundo del mañana, pero con el tiempo quedó obsoleta, con lo que sufrió una transformación profunda que cambió el concepto: ya no sería una ciudad del futuro, sino una ciudad extraterrestre. La joya de la corona es Space Mountain, una montaña rusa bajo techo que es además la primera Space Mountain de cualquier parque Disney. Me sorprendió mucho, primero porque en realidad consiste en dos montañas rusas diferentes, no una sola, y segundo porque es un tipo de montaña rusa más propia de una feria de pueblo que de un parque Disney. Además, el recorrido es inesperadamente largo, lleno de baches y giros bruscos, y está en la más completa oscuridad. No me la esperaba en absoluto así, pero de lo carraca y anticuada que es me divertí y me acabó gustando. Con la reserva que teníamos de FastPass para la atracción, los 70 minutos de espera que había se redujeron a 10.
También en Tomorrowland encontramos Tomorrowland Transit Authority People Mover, una atracción de paseo que recorre toda la zona de Tomorrowland desde las alturas. Es curioso porque los vehículos se mueven por medio de motores de inducción lineal, es decir, con fuerza magnética. El viaje, que dura unos nada despreciables 10 minutos, pasa por el interior de los edificios de la mayoría de las atracciones de Tomorrowland, e incluso en en punto del recorrido se puede ver la maqueta del diseño original de lo que iba a ser EPCOT. Los tiempos de espera aquí son siempre bajos, así que no os la perdáis.
No podíamos salir de Tomorrowland sin probar una atracción clásica y no muy conocida. Se trata de Walt Disney's Carrousel of Progress, una atracción que relata la historia de los avances tecnológicos y su impacto en la vida cotidiana. Algunos la encontrarán aburrida, pero es una de las atracciones que diseñó el propio Walt Disney, y de hecho era su atracción favorita. Para mi gusto tal vez dura demasiado (unos veinte minutos), pero es curiosa de ver y sales de ahí aprendiendo algo nuevo, seguro. No es un imprescindible del parque pero nunca tiene cola. Eso sí, para disfrutarla del todo tenéis que entender inglés, porque la atracción se basa en los diálogos de los personajes de las distintas escenas.
De Tomorrowland pusimos rumbo a Fantasyland, la zona dedicada a las películas clásicas de Disney. En Magic Kingdom, Fantasyland tiene dos zonas muy fácilmente distinguibles: la parte clásica, que apenas ha cambiado desde que abrió el parque, y la parte nueva (New Fantasyland), que abrió hace pocos años y tiene las atracciones más novedosas.
La atracción más popular de todo el parque es, a día de hoy, Seven Dwarfs Mine Train, la montaña rusa inspirada en la película de Blancanieves y los Siete Enanitos. Los tiempos de espera raramente son inferiores a las dos horas, pero afortunadamente teníamos FastPass para esta atracción también. Es una atracción muy familiar, muy suave, llena de encanto y detalles, especialmente la parte que atraviesa la cueva en la que trabajan los enanitos. Eso sí, es demasiado corta en comparación con otras montañas rusas de Disney. Algo que la hace muy especial es que los coches se balancean de lado a lado durante el recorrido, de igual forma que lo haría la vagoneta de una mina.
También en la zona de New Fantasyland encontramos The Little Mermaid: Ariel's Undersea Adventure, una adorable atracción de recorrido bajo techo que narra la historia de La Sirenita con escenas musicales de la película, y con unos exteriores preciosos. En esta zona también hay una área dedicada a La Bella y la Bestia, con una cafetería, un restaurante de servicio de mesa y una atracción de tipo walktrough.
La parte "antigua" de Fantasyland tiene algunas atracciones clásicas que podemos encontrar en otros parques Disney, como las tazas de té, el carrousel, It's a Small World o Peter Pan, con lo que no dedicamos ni un segundo a estas atracciones. Esta es, de hecho, la parte del parque que menos me gustó, fue inevitable compararla con la zona de Fantasyland de Disneyland Paris, y esta sale perdiendo estrepitosamente porque no tiene, ni de lejos, el mismo nivel de detalle y mimo en el diseño que su equivalente parisino.
De Fantasiland nos desplazamos a Liberty Square, una zona que recrea la América colonial. La atracción estrella de esta área es Haunted Mansion, una casa del terror al estilo Disney. Cada resort Disney tiene una versión diferente de esta atracción y, una vez más, me quedo con la de París, aunque realmente ambas comparten muchas similitudes. Esta fue la última atracción que pudimos disfrutar con el FastPass que teníamos reservado.
En Liberty Square encontramos una atracción única en el mundo, que es quizá la atracción más polémica del resort. Estoy hablando de The Hall of Presidents, una atracción/espectáculo que repasa el pasado y el presente de los Estados Unidos. La atracción no es conflictiva por su contenido marcadamente nacionalista (los estadounidenses tienen un sentido del patriotismo muy fuerte), sino porque incluye un animatronic del actual presidente de la nación, Donald J. Trump, un presidente que no está precisamente exento de escándalos públicos. De hecho, esta atracción reúne en un mismo escenario 44 animatronics diferentes, uno por cada presidente que ha tenido el país. Es una atracción imprescindible de Magic Kingdom, por su singularidad y por todo lo que significa. Dura unos 25 minutos, pero raramente hay que esperar más de un turno para entrar.
A la hora de comer fuimos a Pecos Bill Tall Tale Inn and Cafe, un restaurante de comida Mexicana. Podéis ver que opté por la opción de fajitas de pollo y cerdo. Había también una barra donde uno podía servirse complementos como pico de gallo y queso, sin coste adicional. Otra cosa que tenía este restaurante, y que está disponible en todos los restaurantes de comida rápida del resort, es la opción de pedir a través de la app móvil, que es super útil para no hacer colas y recibir la comida antes.
A propósito, la app funciona maravillosamente, desde ella se puede hacer todo: mirar los tiempos de espera, buscar indicaciones paso a paso para llegar a cualquier punto del resort, reservar FastPass, ver las fotos de las atracciones...incluso abrir la puerta de la habitación. Y hablando de FastPass, ya habíamos agotado los tres que habíamos reservado, así que ya podíamos seguir reservando más. Queríamos un turno para Big Thunder Mountain, aunque iba a ser muy complicado porque es una de las atracciones más populares del parque; efectivamente, estaban agotados, pero cuando actualizamos la app...¡sorpresa, había un FastPass disponible! Sin pensarlo dos veces lo reservamos, y al volver a actualizar la app, ya no quedaba ninguno disponible. ¿Por qué sucede esto? A veces, sin causa aparente, aparecen esporádicamente FastPass disponibles en atracciones en las que se supone que están agotados. Mi consejo es que consultéis la app con frecuencia, podríais llevaros una sorpresa como esta.
A las tres de la tarde llegó un momento muy esperado del día: la Festival of Fantasy Parade, el desfile que llena de magia las calles del parque. Es un desborde de personajes, color, música y alegría, una cita imperdible de Magic Kingdom, tal vez más incluso que cualquier atracción.
Una cosa que me pareció curiosa del parque es el servicio de PhotoPass; al igual que el PhotoPass de Disneyland París, este te permite recoger todas las fotos que te hacen en las atracciones. Pero lo interesante es que aquí hay docenas de fotógrafos repartidos por los parques, especialmente frente a lugares icónicos, como el castillo, que también te hacen fotos que luego puedes descargar si tienes contratado el servicio. No es precisamente barato (ronda los 200€), pero es lo más parecido a tener un fotógrafo privado durante toda la estancia en el resort.
Acabado el desfile seguimos disfrutando de las atracciones del parque. Nos adentramos ahora en la zona de Frontierland, que recrea el viejo oeste americano. Aquí se encuentra Big Thunder Mountain Railroad, otra atracción también replicada en parques Disney de todo el mundo. De nuevo, fue inevitable compararla con su hermana del parque Disney de París, y me prefiero infinitamente la segunda. Es más, la área de Frontierland de París es mucho más grande, completa, inmersiva y detallada que su semejante americana. Lo que hace tan especial la Big Thunder Mountain de París es que toda la atracción está rodeada por un lago, mientras que en Orlando no es así. En todo lo demás, ambas atracciones son muy similares. Eso sí, en Orlando tienen una atracción que me quedé con las ganas de probar: Splash Mountain, la clásica atracción de tipo flume.
De Frontierland nos movemos a la última zona del parque que nos quedaba por explorar: Adventureland. Esta zona está dedicada a los exploradores y aventureros. Nuestra primera parada fue Pirates of the Caribbean que, de nuevo, sale perdiendo frente a su hermana parisina para mi gusto, porque está mucho menos elaborada y tiene efectos especiales más obsoletos.
Otra atracción que encontramos en esta área es Jungle Cruise, una atracción/espectáculo que consiste en un recorrido a través de un río en medio de una jungla. Sorprendentemente, conseguimos reservar un FastPass poco antes, con lo que nos ahorramos toda la cola de 70 minutos. La gracia de esta atracción es que durante el viaje la persona que pilota el barco va contando chistes y hace comentarios graciosos acerca de los animales y las escenas que se ven ambos lados de la orilla. Mi inglés no es ni mucho menos perfecto y no conseguí entender todos los chistes, pero los que sí capté tampoco eran desternillantes, y nadie en la barca se reía tampoco; esperaba mucho más de esta atracción clásica de los parques Disney, pero tal vez simplemente tuvimos mala suerte y nos tocó un mal skipper (así es como se conoce a los trabajadores de esta atracción). En cualquier caso, toda la escenografía de la atracción es muy curiosa y bonita de ver.
La última atracción de la zona fue Walt Disney's Enchanted Tiki Room. Al igual que con Carrousel of Progress, esta atracción tiene el sello de Walt Disney, es una réplica de la que hay en Disneyland, en California; con esta atracción Disney presentó los animatronics al mundo. Es un pequeño espectáculo musical de unos 10 minutos de duración, pero está protagonizado por...¡pájaros! Docenas de pájaros animatrónicos colgados sobre perchas de la habitación cantan y se mueven al ritmo de algunas canciones compuestas específicamente para la atracción. Es una atracción muy curiosa de ver, y más aun conociendo su origen.
Nos despedimos de Adventureland con un delicioso aperitivo de zumo de piña natural con helado de vainilla, ¡riquísimo! Es un clásico de Magic Kingdom y no podía salir del parque sin probarlo.
Ya habíamos hecho todas las atracciones principales del parque. Después de consultar la app del parque, nos dimos cuenta de que todavía había turnos de FastPass disponibles para algunas atracciones. Reservamos para The Barnstormer, una simple montaña rusa infantil, y al salir, lo hicimos en Dumbo the Flying Elephant, los clásicos Dumbos voladores que también encontramos en otros parques Disney. Es sorprendente que el sistema de FastPass está disponible para casi cualquier atracción, incluso para estas dos atracciones, que son más secundarias.
Podíamos haber seguido subiendo en atracciones incluso con FastPass (todavía había disponibilidad en algunas) pero decidimos que era hora de ir yendo a la plaza frente al castillo, había que coger un buen sitio para ver el espectáculo nocturno del parque. Y de repente, horror. Tormentón. En un abrir y cerrar de ojos empezó a caer una lluvia tan espesa que difícilmente se podía ver lo que había unas pocas decenas de metros más allá. Todo el mundo se refugió como pudo bajo techo, nosotros lo hicimos en una de las tiendas de Main Street USA. Poco después empezaron a caer rayos y truenos. Cuando la lluvia dio un poco de tregua, mucha gente, sobre todo familias con niños pequeños, se fueron del parque, con lo que quedó muy vacío y no tuvimos problemas para encontrar un buen sitio. Antes de empezar el espectáculo fuimos a picar algo en Casey's Corner: patatas fritas con bacon, macarrones y queso americano (todo junto), una verdadera bomba calórica y una guarrada, pero al fin y al cabo estábamos de viaje y había que probar la comida local.
El espectáculo final, Happily Ever After, es mucho más que un simple entretenimiento nocturno. No solo es un fugaz viaje a la infancia, es también una invitación a perseguir los sueños y buscar el final feliz de uno mismo. Es difícil verlo sin que se te forme un nudo en la garganta o, peor, echar a llorar. Todo, desde las canciones, los fuegos artificiales que explotaban de principio a fin o las bellas proyecciones reflejadas sobre el castillo de Cenicienta hacían de este el momento más especial del día y de toda la visita a Walt Disney World.
Magic Kingdom es la firme prueba de que porque un parque sea más visitado o conocido no necesariamente tiene que ser mejor. No pude dejar de comparar el parque con el que es mi parque Disney de referencia, Disneyland Paris, y, en contra de lo que creía, el parque de Orlando sale perdiendo en muchos aspectos: no llega a la altura de su hermano parisino en cuanto a atención al detalle o inmersión temática. Es cierto que tiene más atracciones, y las más recientes son muy buenas, pero aquellas que tienen su análogo en París son peores en general. Lo que sí me encantó y traería a Europa es el sistema de FastPass, la app móvil y, sobre todo, la Magic Band, que es una verdadera comodidad. Aunque indudablemente juega en la liga de los mejores parques temáticos del mundo, creo que está idealizado y que se ha colocado en un pedestal bastante cuestionable.