El grupo inmobiliario Tremón proyecta modernizar el mítico parque de atracciones Tívoli, en Benalmádena, y ampliar su entorno como zona comercial y de ocio. La empresa madrileña pretende crear un complejo de más de 152.000 metros cuadrados que incluiría dos zonas comerciales situadas al este del parque de atracciones, un espacio verde y un aparcamiento subterráneo con 2.000 plazas. El proyecto, que supondría la transformación de Arroyo de la Miel, contempla más de 57.000 metros cuadrados de uso comercial, un hipermercado, varias salas de cine, tres edificios de oficinas, un auditorio y un hotel.

La superficie de Tívoli no variaría, pero el parque sería sometido a un profundo proceso de remodelación basado en la instalación de 43 atracciones entre las que destacan un espacio para demostraciones de trucos extremos y una estación con nieve artificial que ocuparía la zona sur casi por completo. El complejo, presentado como un gran centro temático, comercial y de ocio, mantendría el nombre de Tívoli.

La titularidad del parque de atracciones supone, hasta ahora, el principal escollo para sacar adelante este proyecto. Tremón compró Tívoli al empresario Rafael Gómez, conocido como Sandokán y dueño de la empresa Arenal 2000, en una mastodóntica operación que incluía la venta de siete millones de metros cuadrados repartidos en una treintena de propiedades ubicadas por toda Andalucía. Sin embargo, Gómez denunció que la compra no había llegado a completarse y trasladó el asunto a los tribunales por presuntos impagos. Esta situación ha provocado la paradoja de que la titularidad de Tívoli pertenezca a Tremón pero el parque siga gestionado por una compañía vinculada al empresario cordobés, recientemente condenado a cinco años de prisión por delitos contra Hacienda. Según ha podido saber este periódico, Tremón ha mostrado su disposición a levantar el proyecto, con una inversión superior a los 300 millones de euros, en cuanto finalice el tortuoso proceso judicial que mantiene con Sandokán.

La propuesta ha convencido al Ayuntamiento de Benalmádena, interesada en agilizar el proceso administrativo al considerar que la creación de empleo y el impacto económico del complejo constituirán una oportunidad única para reactivar el tejido comercial de Arroyo de la Miel. Además, el Consistorio se embolsaría una abultada cantidad de dinero en concepto de licencias de obras y otros impuestos, ingresos que oxigenarían las deficitarias arcas municipales.

Representantes de Tremón se han reunido con el alcalde de Benalmádena, Víctor Navas, al menos en cuatro ocasiones, la última de ellas la semana pasada. En estos encuentros, a los que también han asistido el asesor jurídico del Ayuntamiento, el jefe de Patrimonio y el arquitecto municipal, se ha negociado el precio del aumento de volumen que solicita la empresa promotora del proyecto. Desde el Consistorio condicionan un futuro acuerdo al mantenimiento de los más de cien trabajadores de Tívoli. Por su parte, el grupo inmobiliario ya ha puesto sobre la mesa el interés de varios inversores en ocupar las zonas comerciales y una estimación de la generación de empleo del complejo. El proyecto originaría más de 1.600 puestos de trabajo directos durante las obras, que se prolongarían durante dos años, y otros 3.300 puestos tras su construcción. Pese a tratarse de una iniciativa privada, Tremón prevé firmar protocolos de intenciones con el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía. En la memoria descriptiva del proyecto, a la que ha tenido acceso SUR, la empresa madrileña explica que la zona situada al este de Tívoli presenta «una morfología inconexa con muchos espacios residuales desaprovechados» y propone «reordenar todo este vacío» mediante equipamiento comercial y de ocio «de gran envergadura».

El nuevo parque no requeriría la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), aunque, como ocurre en el caso del complejo que Intu prevé construir en Torremolinos, los accesos supondrían uno de los mayores obstáculos administrativos. Para solucionar este problema, Tremón propone una serie de obras de urbanización destinadas a mejorar las conexiones viales desde la Costa y Benalmádena Pueblo. La futura remodelación de la entrada a Arroyo de la Miel desde la A-7, en el temido kilómetro 222, sería fundamental para obtener la aprobación del Ministerio de Fomento. Aunque las obras aún no han comenzado, las mejoras en el acceso desde la autovía ya cuentan con una partida plurianual superior a los 17 millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado. Con independencia de esta actuación, el grupo inmobiliario reconoce que la conversión de Tívoli «en un importante polo de atracción de población» requeriría obras en otras carreteras por valor de nueve millones, cantidad contemplada en el proyecto para la ampliación de rotondas de acceso y pasos inferiores, la duplicación de carriles o el desdoblamiento del tramo de la avenida que conduce al parque de atracciones.

El reparto del espacio edificable dedica 24.177 metros cuadrados a las oficinas y 3.276 metros cuadrados a los cines. Una zona verde de más de 17.000 metros cuadrados y una plaza peatonal completan el proyecto. Entre las atracciones incluidas en la remodelación de Tívoli destacan una noria de grandes dimensiones, una mini Fórmula 1, una montaña rusa, una Expedición Everest, dos caídas libres, un jurásico, un doble carrusel, una montaña de agua, otra de truenos, una Hollywood Tower y el clásico pasaje del terror.

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