Las montañas rusas son seguras. Extremadamente seguras. No hay más que remitirse a los datos: la probabilidad de ser alcanzado por un rayo es de una entre 775.000 (0,00001%), mientras que la probabilidad de sufrir un accidente serio en un parque de atracciones es de una entre 18.000.000 (0,000005%; fuente: IAAPA). A pesar de las cifras, muchas personas tienen un auténtico miedo irracional a estas enormes máquinas de adrenalina, un miedo que se refuerza con el trato sensacionalista y morboso que tienen los medios de comunicación hacia los incidentes que suceden en este tipo de atracciones. En este artículo haremos un repaso exhaustivo de las medidas de seguridad que tienen estas atracciones.
Panel de control de Cobra's Course (Busch Gardens Tampa, 2016). Imagen de @bioreconstruct
Normativa de seguridad
¿Quién crea y regula las normativas de seguridad? Eso depende del país en el que vivas. En EEUU y otros más de 30 países, la normativa a seguir la dicta la ASTM International, un organismo americano especializado en el desarrollo de normativas técnicas. En la Unión Europea, sin embargo, seguimos una normativa diferente, la UNE 13814:2006, titulada "Maquinaria y estructuras para parques y ferias de atracciones. Seguridad”; además de cumplir la normativa aplicable a cada país, los parques suelen establecer normas de seguridad internas adicionales.
Los agentes de la seguridad
¿Quién se encarga de aplicar, revisar y preservar la seguridad en las atracciones? Hay cinco agentes diferentes: el equipo de operaciones, el equipo de mantenimiento, el proveedor de la atracción, los organismos auditores y la administración pública.
El equipo de operaciones
El departamento de operaciones del parque es el primer responsable de la seguridad de la atracción y está compuesto por todos los operarios de las atracciones. Los operarios tienen la función de cumplir estrictamente el manual de operación de la atracción, que recopila todos los protocolos y normas de seguridad y de restricciones del público, como las restricciones de altura. Cada operario debe recibir formación específica sobre la atracción para poder operar en ella.
Justo antes de la apertura atracción, el equipo de operaciones debe hacer una revisión completa de la misma siguiendo un check-list (lista de verificación) con tareas como realizar viajes en vacío, comprobar la ausencia de ruidos extraños, limpiar la atracción... Es solamente una vez realizadas todas las tareas que la atracción puede abrir. Ante cualquier evento inusual a lo largo de la jornada (un ruido extraño, un mensaje de error, etc.), el departamento de mantenimiento se hace cargo de la atracción hasta que la incidencia queda resuelta.
El equipo de mantenimiento
El agente responsable de la preservación de la seguridad mecánica de las atracciones es el departamento de mantenimiento del propio parque. Todos los parques de atracciones tienen un equipo de mantenimiento compuesto por ingenieros y técnicos mecánicos, electricistas y fontaneros, entre otros profesionales. Este equipo humano es el responsable de hacer las revisiones técnicas de las atracciones.
Todas las atracciones deben someterse a revisiones de distintas frecuencias: diarias, mensuales, semestrales, anuales...según lo que dicte el fabricante de la atracción. Por ejemplo, es habitual que una vez al año los trenes se desmonten pieza a pieza, tornillo a tornillo, en búsqueda de signos de desgaste, rotura y fatiga de los materiales, para reemplazar todas las piezas necesarias y rearmar el tren de nuevo. Otra tarea que se reserva para las revisiones anuales es la búsqueda de microfisuras y grietas en los soportes de la atracción, especialmente en las soldaduras y puntos de anclaje.
Todos los días, antes de la apertura del parque (a veces, incluso, desde altas horas de la madrugada), el equipo de mantenimiento hace una revisión exhaustiva de la montaña rusa, que puede demorarse durante horas, según la envergadura y complejidad de la atracción. En estas revisiones se verifica el desgaste de las ruedas, el correcto funcionamiento de las barras de seguridad, de los frenos...en definitiva, de todos los elementos de seguridad. Además, cuando el parque abre, siempre hay un equipo de mantenimiento de guardia que se encarga de solventar rápidamente cualquier problema técnico que pueda surgir a lo largo de la jornada.
Proveedor de la atracción
El proveedor de la atracción es el responsable de la seguridad en el diseño y fabricación de la atracción, pero también tiene la función de asistir al parque en cualquier tipo de tarea, como la resolución de problemas técnicos complejos o la fabricación de piezas de recambio.
Organismos auditores
Las auditorías externas son organismos independientes que realizan inspecciones a las atracciones, normalmente con carácter anual, para verificar y, en su caso, certificar el cumplimiento de la normativa vigente. En España, el organismo auditor que más trabaja en los parques es Tüv Süd, una prestigiosa compañía alemana con sede en Munich.
Organismos públicos
Le corresponde a los organismos públicos (en el caso de España, a los organismos municipales), expedir licencias de apertura para las atracciones, una vez disponen de un certificado de un organismo auditor, entre otros documentos. Los organismos públicos también tienen potestad para decretar el cierre de una atracción.
La seguridad en el diseño del recorrido
Un recorrido mal diseñado puede ser fatal para los pasajeros, hay dos peligros asociados al recorrido de la atracción: el límite de holgura y las fuerzas G.
Límite de holgura
El límite de holgura o "globo" es como se conoce al espacio que ocupan los pasajeros, incluyendo sus extremidades, una vez en el tren de una montaña rusa. Es crucial que dentro del límite de holgura no existan elementos que el pasajero pueda alcanzar, porque si este los toca cuando el tren circula a gran velocidad, podría sufrir serios daños. El límite de holgura es algo que se tiene en cuenta desde la fase de diseño de la montaña rusa, los programas CAD de diseño recrean de forma virtual este espacio en el modelo digital de la atracción. Una vez la atracción ha sido construida, antes de que ninguna persona pueda subir a ella, el límite de holgura se verifica con artilugios que tienen las dimensiones de las extremidades humanas extendidas; estos artilugios se desplazan poco a poco a lo largo de la vía y se verifica, visualmente, que no colisiona con ningún objeto periférico. La próxima vez que subas a una montaña rusa y sientas que vas a chocar con algo, no te preocupes, ¡ya se ha comprobado que eso no va a ocurrir!
Fuerzas G
Las fuerzas G es como conocemos las aceleraciones a las que se someten los pasajeros de una montaña rusa, y son consecuencia de la inercia. Experimentamos fuerzas G positivas cuando el tren alcanza un valle, es decir, cuando sentimos que somos aplastados contra el asiento, mientras que las fuerzas G negativas suceden en las crestas de las colinas, cuando sentimos que nos despegamos del asiento y vamos a salir despedidos. Las fuerzas G son el principal atractivo de una montaña rusa, pero son también un potencial peligro para el cuerpo humano: unas fuerzas G positivas excesivas producen desvanecimientos, mientras que unas fuerzas G negativas excesivas pueden provocar roturas en los vasos sanguíneos e incluso ictus. Es por eso por lo que los diseñadores tienen siempre presentes los límites biodinámicos del cuerpo humano para no superarlos nunca, y lo hacen gracias a las simulaciones por ordenador, que calculan con precisión qué aceleraciones experimentará el pasajero. Antes de que la montaña rusa esté lista para que ninguna persona pueda subir a ella, las fuerzas G se verifican con instrumentos llamados acelerómetros.
En cualquier caso, las fuerzas G sí pueden ser peligrosas para algunos públicos; si un niño pequeño sube a una montaña rusa intensa, sus músculos podrían sufrir daños porque están aun en crecimiento. Para restringir el uso de la atracción por estos públicos, se establecen restricciones de altura. Existe otro factor que determina las restricciones de altura: los sistemas de contención del pasajero.
Seguridad en el diseño de los trenes
Contención del pasajero
Los sistemas de contención (arneses y barras de seguridad) son tal vez los elementos que preocupaciones levantan en lo que se refiere a la seguridad de la montaña rusa, y hay una pregunta que ronda la cabeza de muchos: ¿Se abrirá? La respuesta es no, no se abrirá. Los sistemas de contención del pasajero están diseñados para que su posición predeterminada sea de estar cerrados, y que solamente se abran cuando se les aplica fuerza. Solo hay dos maneras de abrir un arnés o una barra: mediante el sistema de apertura de la estación, que aplica fuerza al mecanismo de apertura de arneses, o de forma manual, normalmente con la ayuda de una herramienta especial.
Otra pregunta frecuente es, ¿puede no sujetarme el arnés bien? Los diseñadores de la atracción diseñan los sistemas de contención de tal manera que sujete bien el cuerpo de acuerdo con las aceleraciones a las que se somete el pasajero, pero permitiendo al mismo tiempo el máximo grado de libertad de movimientos posible. La barra o el arnés se diseñan para poder acomodar la máxima variabilidad de cuerpos posible, pero aun así, no todos los cuerpos pueden ser acomodados de forma segura; es por ello que existen restricciones de altura mínima y, en algunos casos, de altura máxima. Puede existir incluso un límite de peso máximo. El asiento también se diseña para acomodar al pasajero de forma segura, con sujeciones laterales y en la entrepierna, que impiden que el pasajero pueda salirse por los costados o deslizándose por la parte inferior del asiento.
¿Como sé que estoy bien sujeto? En la mayoría de las montañas rusas hay sensores que detectan si el sistema de contención está correctamente cerrado; de no estar cerrado adecuadamente, el tren no puede ser lanzado porque la propia atracción no lo permite. De forma adicional, los operarios de la atracción revisan que los arneses están cerrados tirando fuertemente de ellos en la dirección de apertura y comprobando que no se abren.
Los sistemas de contención suelen ir acompañados de otros sistemas redundantes. En las montañas rusas que emplean barras de cintura como sistema de contención, estas también suelen estar acompañadas por cinturones de seguridad. En las montañas rusas que emplean arneses de hombro, estos suelen ir acompañados de un cierre que une el arnés con el asiento. En este último caso, además, el cierre sirve como referencia para saber si el arnés está correctamente cerrado; si un visitante es muy corpulento, el cierre podría no cerrar y el arnés no se considerará bien cerrado.
Ruedas
Las ruedas son un elemento importantísimo porque cumplen dos funciones: son las responsables de que el tren se mantenga anclado a la vía y no descarrile, y son responsables directas de la velocidad que alcanza el tren. Las ruedas de las montañas rusas no son, ni por asomo, como las de los coches; están fabricadas de materiales muy diferentes (nailon o poliuretano) y deben ser, entre otras características, capaces de aguantar mucho peso (algunas ruedas pueden soportar hasta casi tres toneladas de peso), algo fundamental debido a las enormes fuerzas que generan estas máquinas de adrenalina.
¿Cómo es posible que una montaña rusa no descarrile? Hay tres tipos de ruedas que se encargan de mantener la tren sujeto a la vía. Las ruedas de soporte son las que soportan el peso del tren cuando este está en reposo; las ruedas de sujeción son las que anclan el tren a la parte inferior de la vía y las que mantienen el tren sujeto a la misma durante las aceleraciones negativas; por último, las ruedas laterales o ruedas de guía son las que permiten que el tren no descarrile hacia los laterales, y por lo general tienen que soportar muy poca fuerza, por eso suelen ser más pequeñas.
Las ruedas se someten a condiciones extremas, cada rueda soporta cientos de miles de kilogramos de peso mientras gira a altísimas velocidades (a veces hasta 4.000 revoluciones por minuto) y deben poder soportar las peligrosas temperaturas que genera la fricción. Por todo esto, es lógico que la vida útil de una rueda de montaña rusa sea relativamente corta, acaban por deformarse y sufrir grietas muy rápidamente, por ello se reemplazan con frecuencia, durante las revisiones periódicas de mantenimiento. ¿Y qué pasa si una rueda de montaña rusa se rompe a lo largo del recorrido? Realmente, no pasa nada; por lo general, por cada rueda que hay existe otra en la misma posición que cumple la misma función. Superman: la Atracción de Acero (Parque Warner, 2002), por ejemplo, tiene casi 100 ruedas, aunque una de ellas sufriera serios daños, la atracción podría seguir funcionando con relativa normalidad, y la rotura sería detectada en la siguiente revisión rutinaria de mantenimiento.
Sistema electrónico: reducir los errores humanos
Las montañas rusas modernas tienen un complejísimo sistema de seguridad invisible a ojos del visitante, pero crucial para su correcto funcionamiento, el sistema electrónico de control de la atracción. El objetivo último del sistema de control es reducir al mínimo posible los errores humanos.
PLC y sensores
Para que un sistema de control funcione, es necesario un ordenador; pero no sirve un ordenador cualquiera, las montañas rusas no tienen un PC o un Mac que lo controle, esos ordenadores son muy poco fiables para la enorme responsabilidad que supone controlar una máquina que juega con vidas humanas. Las montañas rusas incorporan unos ordenadores industriales llamados PLCs (Ordenadores Lógicos Programables, por su siglas en inglés). Un PLC es un ordenador que produce respuestas programadas (outputs) en base a la información que recopilan unos sensores (input).
Cada montaña rusa puede tener cientos, a veces miles de sensores que recopilan información sobre cualquier variable imaginable, y esa información se envía al PLC por medio de un complejo y largo sistema de cableado oculto a la vista. Por ejemplo, Kingda Ka (Six Flags Great Adventure, 2005) tiene 2.600 elementos diferentes controlados por el ordenador. Los sensores recogen información de cualquier tipo: la posición de los trenes en el recorrido, la detección de si un arnés está abierto o cerrado, la velocidad del viento, la temperatura del motor, la velocidad de los trenes...todo se monitorea constantemente.
Los PLCs son ordenadores muy peculiares, son enormes (tan grandes como un armario) y no tienen una pantalla o interfaz como la del ordenador que podemos tener en casa. Los PLCs son tan simples como fiables, y son responsables de preservar la seguridad de la atracción. Siempre. Pase lo que pase. Por ejemplo, si queda un arnés abierto, el PLC está programado para no permitir que el tren haga el viaje. O si la velocidad del viento es demasiado rápida, el PLC podría parar el tren de forma segura en algún bloque de frenos del recorrido. Todos los escenarios posibles están programados y probados. Cuando el PLC recibe algún tipo de información contradictoria o susceptible de ser un peligro, emite un mensaje de error y, en algunos casos, realiza una parada automática. Entonces la atracción solo se podrá poner de nuevo en marcha una vez se haya resuelto el motivo por el que ha saltado el error, y si se había producido una parada, a veces será necesario evacuar a los pasajeros desde el punto del recorrido en el que se hubieran parado los trenes. A veces la prensa sensacionalista se hace eco de las evacuaciones en las montañas rusas como algo terrible que indica que la atracción está averiada y no es segura, pero todo lo contrario: es precisamente lo que la atracción está diseñada para hacer con el fin de garantizar la seguridad.
El PLC no está exento de errores, a pesar de ser muy fiable podría tener problemas de hardware o de software. Por eso, con frecuencia no se emplea un PLC: se emplean dos. Cuando una atracción es controlada por dos PLCs, ambos ordenadores tienen que "ponerse de acuerdo" y producir la misma respuesta al unísono, si esto no sucede, la atracción se para automáticamente. En las atracciones más complejas se emplea un tercer PLC que añade un nivel de seguridad adicional; de esta manera, si uno de los tres PLCs produce una respuesta diferente, los otros dos son los encargados de tomar el control de la atracción.
Sistema de bloques
En las montañas rusas en las que hay más de un tren circulando en el recorrido, es necesario establecer un nivel de seguridad adicional que impida que los trenes colisionen. En estas atracciones existe lo que se conoce como un sistema de bloques, que consiste en la partición del recorrido en distintos segmentos (bloques); este sistema sigue tres reglas muy simples:
- Un tren no puede entrar un bloque hasta que el tren que le precede haya salido de él.
- Cada bloque debe tener sistema mecánico que permita parar el tren.
- El número de trenes que puede circular al mismo tiempo es igual al número de bloques de la atracción menos uno.
De esta manera, si por el motivo que sea un tren no sale de su bloque, el sistema de control de la atracción lo detectaría y procedería a frenar todos los trenes que le siguen y no colisionarían.
Sistema de confirmación
El sistema de confirmación es una medida de seguridad que asegura que un tren solo va a ser lanzado cuando tiene que hacerlo. Consiste en que para que un tren pueda ser lanzado, varios botones situados en distintas ubicaciones deben ser pulsados al mismo tiempo. ¿Por qué varios botones, y no uno solo? Al tener que pulsar varios botones a la vez, se reducen las posibilidades de que el tren sea lanzado de forma involuntaria, algo que podría ocurrir si solo hubiera un botón. Además, como cada botón debe ser pulsado por trabajadores diferentes, de esta manera se garantiza que el trabajador que pulsa el botón se encuentra en una posición segura, alejado del tren. Algunas montañas rusas tienen un sistema de doble confirmación, pero también puede ser triple o incluso cuádruple.
Seguridad para todas las situaciones imaginables
¿Qué pasa si se produce un apagón? ¿Y si el sistema de lanzamiento de una montaña rusa no alcanza velocidad suficiente para llegar a la cima? ¿Qué pasa si se rompe la cadena de un ascensor? Las montañas rusas tienen medidas de seguridad para todos los escenarios que puedas imaginar.
El sistema anti roll-back (ARB)
Cuando el tren de una montaña rusa sube por el ascensor hace un sonido característico: clack, clack, clack...¿alguna vez te has preguntado qué es? Es el sonido que produce una medida de seguridad llamada sistema anti roll-back (ARB). El ARB es un mecanismo que impide que el tren retroceda (es decir, que caiga hacia atrás) en el ascensor, incluso si la cadena se rompe. En el caso de que la cadena se rompiera (algo muy poco probable, pero posible), el sistema ARB dejaría el tren anclado en el punto del ascensor en el que estaba en el momento de la rotura.
El funcionamiento de este sistema es muy sencillo. El raíl del ascensor tiene a lo largo de toda su extensión una serie de dientes de acero, a los cuales se ancla una pieza de metal móvil del tren, llamada garra; a medida que el tren avanza, la garra va avanzando y se ancla al piñón más cercano, produciendo el característico sonido "clack", que no es sino el golpeo de la la garra con el piñón. Por lo general, los trenes tienen más de una garra, y algunos ascensores tienen incluso dos filas de dientes de acero. Otras montañas rusas tienen sistemas anti roll-back más silenciosos que emplean mecanismos magnéticos, pero son igualmente eficaces.
Frenos
Todas las montañas rusas disponen de un mecanismo que permite ralentizar o parar los trenes: los frenos. Existen dos tipos principales de frenos en las montañas rusas: los frenos de fricción funcionan como una pinza que atrapa el tren, mediante dos piezas que, por fricción, "atrapan" una plancha de metal acoplada a la parte inferior del tren; el tren solamente queda liberado cuando las dos piezas se separan entre sí y la plancha de metal deja de estar en contacto con ellas. La otra categoría de frenos son los frenos magnéticos, que aprovechan las propiedades de atracción y repulsión de los imanes para frenar el tren, mediante grandes bloques de metal que, al contacto con otros bloques de metal imantado acoplados al tren, producen fuerzas de repulsión que terminan por frenar el tren, pero no hay ningún contacto físico; el tren queda liberado cuando los bloques de metal de los frenos se separan de los bloques de metal imantado del tren.
¿Qué pasa si se va la luz? ¿Dejarían de funcionar los frenos? Rotundamente no. Los frenos están diseñados para estar en posición de frenado cuando no hay aporte de energía; es decir, no es que se necesite electricidad para hacer que los frenos paren los trenes, sino que se necesita energía para que los frenos liberen los trenes. En el caso de que se vaya la luz, los frenos pararían los trenes de forma segura.
Generador de emergencia
Como hemos explicado, las montañas rusas están diseñadas para que puedan parar de forma segura incluso en el caso de que se produzca una pérdida de potencia. Por lo general, cuando una atracción pierde la energía lo habitual es que los pasajeros sean evacuados del tren, pero en algunas montañas rusas esto no es posible, ¿qué pasa, por ejemplo, si se va la luz en una montaña rusa con ascensor vertical? En estos casos es necesario disponer de una fuente de energía adicional. Es por esto que algunas montañas rusas disponen de un generador de emergencia, una fuente de suministro eléctrico que genera electricidad a partir de un combustible, como la gasolina. De esta manera, se dispone de la suficiente energía para poner de nuevo la atracción en funcionamiento y evacuar a los pasajeros de forma segura.
Inclemencias meteorológicas y el rollback
Cada montaña rusa está diseñada para operar bajo unas condiciones ambientales determinadas: algunas no pueden permanecer abiertas ni con lluvia leve, mientras que otras pueden aguantar condiciones tan extremas como tormentas eléctricas e, incluso, terremotos. Pero hay una condición ambiental que puede acabar con la diversión de un momento a otro: las ráfagas de viento.
Los trenes de las montañas rusas tienen diseños aerodinámicos que minimizan la resistencia del aire, pero una cosa es combatir al aire en reposo, y otra cosa muy diferente es combatir con la fuerza del viento. Una ráfaga de viento con la intensidad y dirección adecuada puede ser suficiente para ralentizar un tren hasta el punto de que pueda no llegar a terminar el recorrido; cuando un tren no logra terminar el recorrido por causas ajenas al sistema de control de la atracción, decimos que sucede un rollback. Algunas montañas rusas, como Red Force (Ferrari Land, 2017) están preparadas para reiniciarse rápidamente cuando sucede un rollback. En otras montañas rusas estos eventos son algo tan inusual que no están preparadas para restablecerse automáticamente cuando suceden; es el caso de Shambhala (PortAventura, 2012), que en el caso de que suceda un rollback, los pasajeros deben ser evacuados y la atracción debe cerrar hasta que los trenes sean reubicados.
El viento no es el único factor que contribuye a que suceda un rollback, también influyen el peso y la distribución de los pasajeros, la temperatura ambiental, y los materiales que componen las ruedas.
La parada de emergencia
Si alguna vez has visto la botonera de una montaña rusa, te habrás dado cuenta de que en todas ellas hay algo en común: un gran botón de color rojo, la parada de emergencia (e-stop). La parada de emergencia provoca el mismo efecto que una pérdida de potencia (un corte de suministro eléctrico), anula todos los sistemas eléctricos de la atracción y la "paraliza". Si un tren estaba subiendo por el ascensor, se queda parado en él, si un tren estaba haciendo el recorrido, se para en el primer tramo de frenos que encuentre, y si un tren estaba en la estación, no podrá salir de ella.
Es raro que la parada de emergencia llegue a utilizarse con la atracción abierta al público porque todos los demás sistemas de la atracción ya están preparados preservar la seguridad en casi todas las situaciones imaginables. Aun así, existe la posibilidad de que sucedan imprevistos; por ejemplo, una parada de emergencia podría activarse si un visitante tropieza y cae por incidente a la vía de la montaña rusa. Es un último recurso reservado para situaciones poco frecuentes, pero necesario.
¿Por qué ocurren los accidentes?
A pesar de todas estas medidas de seguridad, es notorio y sabido por todos que los accidentes suceden. ¿Por qué? En contra de lo que pueda parecer, los accidentes por fallo mecánico son muy poco habituales; es tremendamente raro que un freno o un arnés fallen, cualquier anomalía es rápidamente detectada durante las revisiones periódicas, y cuando las hay, suele suceder por un fallo de diseño que se rectifica en las montañas rusas que tienen elementos similares. Los errores humanos son los más frecuentes, tanto por parte del personal del parque como por parte del propio visitante.
A veces un accidente puede ser causado de forma involuntaria por el personal del parque. ¿Pero cómo es esto posible, si el sistema de control previene los errores humanos? La clave está en que el sistema de control se puede desactivar. La mayor parte de las montañas rusas tiene un modo automático y un modo manual; el modo automático es que el que siempre debe estar activado con la atracción abierta al público porque es el que mantiene activos todos los sistemas de seguridad; el modo manual, sin embargo, permite desactivar los sistemas de seguridad y se emplea solo durante algunas tareas de mantenimiento. El modo manual solamente se puede activar con una llave que siempre custodia el departamento de mantenimiento. Desafortunadamente, puede suceder que un miembro del personal se olvide de cambiar al modo automático una vez terminada una tarea de mantenimiento, o que active el modo manual con la atracción abierta al público. Estas situaciones desactivan los sistemas de seguridad de la atracción dando lugar, en última instancia, a accidentes. En cualquier caso, es tremendamente improbable que llegue a darse una situación así, los parques establecen protocolos y normas internas que los trabajadores deben cumplir estrictamente.
El incumplimiento de las normas de seguridad por parte de los visitantes es la principal causa de incidentes menores: subir a la atracción con objetos sueltos, no cumplir con los requisitos de altura o peso, intentar forzar los sistemas de contención, ponerse de pie, sacar brazos o piernas (en aquellas montañas rusas donde se indica que está prohibido), acceder a zonas restringidas al público... Hay una serie de consejos que el público puede seguir para garantizar un viaje seguro en la montaña rusa:
- Obedece las normas de seguridad y las restricciones de altura, peso, edad y salud. No intentes negociar las normas y restricciones con el personal de la atracción.
- No subas con objetos sueltos (móviles, carteras, dinero, gafas, teléfonos móviles, gorras...).
- Mantén siempre brazos y piernas en el interior del vehículo y no te levantes hasta que la atracción esté completamente parada y se te indique que puedes salir.
- No intentes abrir los sistemas de contención del pasajero ni manipules ningún otro equipamiento de seguridad.
- Nunca fuerces a nadie, especialmente a los niños, a subir a una atracción. Podría comportarse de forma peligrosa.
¿Qué es lo que más te llama la atención de la seguridad en las montañas rusas?