iii.

Raudos y veloces fuimos al Hotel PortAventura, por un lado a saber cuál era la habitación afortunada que nos había tocado y descubrir que directamente nos habían llevado las maletas (mírales que majos ellos...), allí descubrimos varías cosas:

1) Que nos habían dejado unas pantuflas la mar de monas, un par para cada uno.

2) Que la habitación daba a la entrada del parque, es decir, escuchar el hilo musical a todas horas si dejábamos la ventana abierta.

3) Que la habitación estaba a lo lejos y más allá. El pasillo parecía interminable.

4) Que teníamos que darnos prisa para nuestra misión

Cogimos el coche raudos y veloces con nuestro simpático GPS, al que terminé queriendo matar tras estos días, nuestro I wanna go de la Brit, para ir camino de Camp Tarragona donde recogeríamos al último miembro de la habitación ¡Está a tomar vientos la estación incluso en coche! ¡Parecía que nunca íbamos a llegar! Y allí estaba él, Alex, elegantemente vestido porque venía directo de currar en Madrid, rápido de regreso otra vez dándonos buenas noticias en el trayecto, mientras en un estado de atontamiento nos saltábamos una y otra vez las salidas.

Una parada fundamental en el Mercadona. Una nota, recordad niños: No vayáis en bañador por ahí o la gente os mirará muy rarito. Así regresamos a la habitación para poder ir entre habitaciones a charlar con toda la gente, viendo a Nona y Tefa recién llegadas, en su habita acabaríamos cenando viendo videoclips en un canal de la tele.

¡Oh no! ¡Queda media hora para ducharnos todos e irnos al Beetle Bus! Lo logramos incluso tomándonos una botella de lambrusko para animar el ambiente... Con nuestro blanco puesto, aunque en la recepción había gente que iba con otros colores. Quizás era porque querían ser el centro de atención. Encuentro con Melissa & Co, Dani & Co y con Alex V. –que estaba en plan supervisor de que todo fuera bien- que no nos habíamos visto en todo el día... El primer turno del autobús estaba casi petado, pero quedaban unos pocos huecos, raudos y veloces algunos nos subimos allí.

Ahora venía la ruta turística por los alrededores de Salou y Vila-Seca, sólo hubiera faltado al de eventos de PortAventura con un micro explicándonos: "Bueno chicos y esto que veis aquí es la entrada a Vila-Seca, después pasaremos rozando las refinerías, para acabar entrando por la entrada de empleados... ahora queda pasar los controles y dar la vuelta a medio parque para dejarnos junto a la entrada del Saloon" No sé cuánto tiempo pasó, pero aquello parecía que no tenía fin. Hasta que llegamos, bajamos y entramos en el salón de la mano de Gaara y Veronika que estaban allí organizando esa parte.

Sentados esperamos jugando con los luminosos a que llegara el segundo turno del bus al que decidimos un grupo aplaudir espontáneamente, porque esto significaba que ya estábamos todos allí. Era hora que comenzara el espectáculo:

Lydia (Bea) aparecía en escena preguntado sobre fantasmas, seres extraños y con una música que hizo levantarse a algunos asistentes y hacer una extraña coreografía. Entonces Beetlejuice (Anthony) apareció en escena bajo el aplauso de todos nosotros, que sin saberlo, seríamos invitados a una boda tras la que se nos daba la bienvenida a toda la celebración que comenzaba esa noche con un "Bienvenidos a nuestro mundo, Bienvenidos al Halloween Voyage Beetlejuice": Allí salieron tres bailarinas habituales del saloon a hacerse un número con "Bad Romance" de Lady Gaga, tras lo que también salieron los actores y todos los bailarines a cantarse el single de PA de Halloween de este año "This is Halloween", al final Woody apareció bailando y subimos al "photocall" del evento con Woody, Lydia y Beetle.

Cuando alguien dio la señal de salida de la barra libre, sin pistola de por medio, el contador comenzaba a descontar las dos horas que teníamos para beber gratis... Sí, nos lanzamos a la barra.

DJ Nitto (Cristian C.) estaba a los platos, poniendo temas que iban desde el "Born this way" de Lady Gaga, "Doctor Jones" de Aqua o el "Give me everything" de Pitbull. Hubo congas, copas de vino derramadas así sin querer, múltiples fotos, paraguas de chocolate, muchas risas, guarradas, mucha charla, ir al baño en grupos –esta vez Bea no me dejó tirado ¡Bien!-... hasta el momento en el que los recuerdos empiezan a perderse, para que nos vamos a engañar. Fue la noche de hablar, de contarnos cosas, de confesiones –alguna que otra literalmente tirada en la pista de baile-, y de hacernos fotos con el hombre de los eventos de PortAventura que estaba muy unido a la fiesta.

Hubo un momento en el que todos salimos fuera del salón a esperar el bus, todos regresamos vivos –muchos en el segundo turno esta vez-, que estuvimos charlando un rato tirados por allí entre la vegetación y que acabamos durmiendo muy tarde, por unos u otros motivos.

No os preocupéis que despertamos a la mañana siguiente.

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