Llegamos todos a la cola de la Selva del Miedo, que parece que no hay mucha, pero después descubriremos que delante nuestro hay bastantes personas. Yo aún con la cámara de @gaara en mano, intentando buscarlo para dársela, no sea que en la selva le dé algún golpe y se rompa. Pero nada, así que me tocarà entrar con ella...
Allí en la cola conocimos a @Campanilla90 y @ jluisnaranjo89, que también un poco muertos de miedo, como un servidor, y pasamos la cola comentando la zombiewalk, y escuchando temazos que nos ponía Miguel con su movil.
Íbamos llegando a la entrada de la Selva, y el miedo se empezaba a meternos por el cuerpo, sobretodo escuchando una motosierra muy cercana. Y es el momento de entrar y... ¡Oh! ¡Sorpresa! Estaba el mismo speaker del viernes en Horror, y de esta mañana en la mina, que el pobre ya estaba cansado de nosotros y de repetirnos siempre lo mismo.
Ya nos llevamos el susto con la motosierra, el butanero, nos costó meternos en el bus y lo pasamos mal dentro del Sea odissey y en sus colas. Yo sobretodo, que cada vez me iba agarrando más fuerte a los hombros de @bafo, que el pobre o ha salido con dolor de espalda o con los hombros descargados.
Una vez fuera, llegamos a punto para la parada de los monstruos, que no sé si es novedad de este año, pero sube por Far West, da la vuelta y vuelve a bajar. No estuvo mal del todo, aunque un poco sosa también. No sé si es porqué será así todo Halloween, o como es aún las primeras semanas le falta un poco de rodaje, aunque tampoco es ninguna novedad de este año.
Fuimos a hacer un intento de cena en las habitaciones, y nos dirijimos en coche hacia el cine. Al final nos acogieron @nito y @juanmi en su coche, así que no tuvimos que coger el nuestro, y haciendo una trampa llegamos a Port Halley en un santiamén.
Una vez comprado algo de beber, nos adentramos en una sala llena de humo y a oscuras, donde más de uno se tropezó con las escaleras, hasta nuestros asientos, donde a ratos iríamos dando cabezaditas mientras la peli abanzaba y los zombies iban paseando por toda la sala, llevándose a gente, y devolviéndola al cabo de un rato con chillidos y carreras.
De vuelta al hotel, fuimos a la piscina, donde con mantas, nos sentamos en redonda y empezamos a hacer noche de consefiones. Muy tranquilito todo y ameno, sin ni siquiera molestar a nadie, ni al vigilante de seguridad que no nos llamó la atención ni nada.