¡Hola y bienvenidos a un nuevo capítulo en el diario de mi viaje europeo del verano pasado! En primer lugar, pediros perdón por haber estado tanto tiempo sin publicar. La verdad es que escribir estas entradas cuesta bastante tiempo, tiempo del que he andado escaso estas últimas semanas. ¡Espero tener algo más de aquí en adelante!

Como siempre, antes de empezar el relato del día 4, os dejo una lista con enlaces a los capítulos anteriores:

Amanecía el día 4 de la aventura europea en una Bruselas algo nublada y fría. Después de ponerme las botas en el buffet de desayuno del hotel (todo riquísimo), y un paseo de 15 minutos hasta la estación de tren de Bruxelles-Central en el que decidí que esa misma tarde me compraría algo de ropa de abrigo (¿pero no estábamos a finales de julio? ¿A qué venía este frío?), puse rumbo al primer gran nuevo parque del viaje: Walibi Belgium.

La ruta en tren hasta el parque es muy fácil, y la red ferroviaria de Bélgica es, como cabe esperar, perfectamente puntual y muy sencilla de utilizar. Poco menos de una hora después de comenzar el viaje desembarcaba en la estación de Bierges-Walibi, a escasos 10 minutos a pie de la entrada del parque.

Aún no eran las 10, hora de apertura del parque, pero ya se podía acceder a la plaza de entrada. Esta zona con edificios pintados en vistosos tonos cálidos, es se acumulan los servicios al visitante, además de varias tiendas y algún puesto de restauración. Varios personajes Walibi rondaban el área entreteniendo a los visitantes y posando para fotos.

Me entretuve un rato inspeccionando la tienda principal y eligiendo los souvenirs del parque que me llevaría, hasta que llegaron las 10 en punto y los portones del final del area se abrieron, dando via libre a los visitantes para recorrer el resto del parque.

Es un recinto en el que es muy fácil orientarse, debido a la estructura circular del vial principal, bordeando un gran lago central. Mi primer objetivo era probar las coasters, y aquí una primera decepción: a la hora de la apertura dos de ellas estaban cerradas: en las entradas a Loup-Garou y Vampire había trabajadores del parque indicando que las atracciones no estaban en funcionamiento por el momento. Tocaba rezar por que abriesen a lo largo del día y disfrutar del resto de coasters y atracciones del parque.

Siguiendo un recorrido en el sentido de las agujas del reloj, la primera montaña rusa que encontramos es Cobra, una Vekoma Boomerang típica abierta desde 2001.

Tras bordear la zona de rápidos (que, dado las temperaturas, decidí no probar), llegué a una de las curiosidades del parque, Psyké Underground:

Y es que esta es una Shuttle Loop de Schwarzkopf, abierta en 1982, que en la actualidad es completamente indoor. Lanzamiento LSM, loop, subida hasta que el tren para, caída hacia atrás, loop hacía atrás, se atraviesa la estación marcha atrás, subida hasta que el tren para, y regreso a la estación. Todo rodeado de luces, música y efectos, y únicamente lapbars sujetándote al tren: todo hace que esta sea una coaster muy muy divertida y adrenalínica.

Y para que os hagáis una idea un poco mejor, os dejo un video de youtube de la mano de CoasterForce:

Dejando atras la experiencia musical de Psyké, y siguiendo la ruta alrededor del lago, llegué a otra de las grandes sorpresas de este parque:

Y es que, viniendo de España, nunca te imaginas donde vas a encontrar una buena Dark ride. En este caso, Challenge of Tutankhamon, una shooting dark ride con una excelente tematización, buenos animatronics y geniales efectos. Para muestra, varias fotos:

Siguiendo con el recorrido, llegamos a la que sea quizá la zona mejor tematizada del parque, el area del Oeste Americano. Y aquí encontramos una muy buena mine coaster: Calamity Mine, o como yo la bauticé "La hermana pequeña de Big Thunder Mountain". Y es que, como las versiones de los parques Disney, esta Vekoma abierta en 1992 atraviesa zonas rocosas, edificios mineros… pero esta incluso pasa por detrás de una cascada y tiene efectos de agua funcionando. Muy divertida y familiar, y perfecta para los que no se montan, ya que se puede ver gran parte del recorrido desde un mirador situado en el tejado de uno de los edificios del área.

Tras salir sano y salvo de la Calamity Mine, probé otra de las rides de esta zona: Dalton Terror, una caída libre de Intamin de 77 metros, tematizada en Lucky Luke y los hermanos Dalton. Y mientras estaba haciendo cola para montar, gracias a la app del parque pude ver que Loup-Garou acababa de abrir, así que me dirigí hacia allí nada más bajar de la caída libre.

Mucha gente se había acumulado ya en la cola, así que tuve que esperar unos buenos 30 minutos para poder montar (espera que se alargó un poco más dado que, al estar casi llegando a la estación, se procedió a añadir un segundo tren a la coaster). Pero sin duda, mereció la pena.

Loup-Garou es una wooden coaster de Vekoma abierta en 2001. Y quizá la fina lluvia que estaba cayendo ayudase, pero me pareció sublimemente suave y divertida. Una maravilla de wooden clásica con buenos airtimes en la que repetí varias veces a lo largo de la jornada.

Os dejo aquí un POV, también de la mano de CoasterForce:

Y tras bajar de Loup-Garou, pude ver que había abierto la otra coaster que estaba cerrada a primera hora, Vampire, así que tocaba probarla. No hay mucho que comentar sobre esta atracción, un clon más de Vekoma VLC (y va a haber unas cuantas a lo largo del viaje), con algo de tematización estilo transilvania, y dolorosa como todas las de este modelo.

Era la una de la tarde, y gracias a las mínimas colas que había en el parque, ya había recorrido todo el recinto y montado en todas las coasters. Era hora de repetir con tranquilidad e ir montando en las atracciones que había dejado por el camino.

Tras repetir en Cobra, llegué a Le Palais du Genie: la Mad House del parque. Me encantan este tipo de atracciones porque, aunque la base es la misma, cada parque la tematiza de forma diferente y esto hace que cada una sea única. En el caso del parque belga, la historia se inspira en Las Mil y Una Noches, y se centra en el palacio árabe de un genio. Muy decente tematización tanto en el preshow como en el main show.

Tras otra gran experiencia en Psyké Underground, otra expedición arqueológica en Tutankhamon, y otro movidito viaje en Calamity Mine, era ya hora de comer. Y ya que estaba en la zona del Oeste, me decanté por disfrutar de una buena hamburguesa de pollo con una abundante ración de frites, disfrutando de las vistas al tren minero. La única pega, la que me perseguiría gran parte del viaje a la hora de comer en lugares abiertos: las abejas.

Y es que estos simpáticos insectos aparecen de la nada en cuanto sacas algo de comer en el exterior, y no te dejan en paz. No te suelen picar (aunque a veces lo hacen, recuerdo que, mientras esperaba para montar en Loup-Garou, un visitante recibió un picotazo mientras estaba montado en la coaster. Una de las empleadas le aplicó un medicamento a la herida nada más llegar a la estación), pero son muy molestas. En este caso, tuve que tirar la coca-cola a medio beber por culpa de ellas, ya que estaba harto de tenerlas alrededor (he de decir que tengo bastante miedo a estos bichejos). En resumen: si viajáis por parques centro-europeos en verano, preparaos para lidiar con abejas. Avisados quedáis.

¿Qué mejor para bajar la comida que un buen top-spin? Este es BuzzSaw, el modelo típico de esta flat, divertido y con un ciclo bastante normalito.

A continuación pasé por delante de las obras de la novedad del parque para este 2016: Pulsar, una novedosa Power Splash. Por aquel entonces se desconocía el nombre y el tipo de atracción, y las obras eran poco más que un descampado.

Junto a las obras de la nueva atracción se encuentra el Flume del parque, Flashback. Como la temperatura había subido algo con respecto a la mañana, me armé de valor (y de mi chubasquero) y me decidí a probarlo. En cuanto a sensaciones no tiene mucho (más allá de una sección backwards) y el theming, aunque original, ha vivido mejores días. Necesita una buena renovación.

Ya me quedaban pocas atracciones interesantes por probar. Decidí darle una oportunidad al cine 4D del parque, Tempo Attack. Como curiosidad, y debido a que Bélgica es un país con dos lenguas oficiales - Francés y Holandés - la cola para el cine está dividida en dos, una para ver la película en cada uno de los dos idiomas.

La película en sí es de gran calidad, sobre todo teniendo en cuenta que es de producción propia y utiliza los personajes de animación del universo Walibi - el grupo más pop W.A.B. y el más rockero the SkunX. Y los efectos dentro del teatro están por encima de la media en cuanto a este tipo de atracciones. Como muestra, os dejo el trailer de la película:

Y hablando de los personajes de Walibi, éstos realizaban un show musical en un escenario en el que se celebraba el 40 aniversario del parque el año pasado, acompañados de un gigantesco castillo de arena decorado con las atracciones del parque.

Después de subir de nuevo a Loup-Garou y disfrutar de su suavidad y sus airtimes, se acercaba ya la hora de abandonar el parque y regresar a Bruselas (y comprarme un abrigo). Pero antes de acabar el día, decidí subirme a la atracción más icónica del recinto, y la que mejores vistas ofrece de todo el parque: La Grande Rue, o lo que es lo mismo, la Gran Noria.

Y es algo que recomiendo encarecidamente a todos: sobre todo al final del día, con los pies cansados de tanto caminar, se agradece un rato de tranquilidad y calma, recordando todos los momentos vividos en el parque mientras se identifican todas las atracciones desde arriba. Y esta situado junto a Loup-Garou, así que las vistas de la coaster de madera son increíbles. De hecho, me arrepiento no haberme subido una segunda vez, ya que hice muchas fotos, pero muy pocos videos. Para muestra, unos cuantos botones:

Y ahora si, llegaba la hora de volver, via tren, a la capital Belga. La verdad es que Walibi Belgium me pareció un parque regional muy bueno, equilibrado en todos los sentidos y con un par de atracciones muy originales e interesantes. Aquí os dejo un resumen de los videos que realicé durante la jornada, a ritmo de una de las canciones de los W.A.B:

Tras una rápida visita al Primark para comprar una chaqueta (ligera y que ocupase poco espacio plegada, para poder llevarla en la maleta de mano si no la necesitase), pasé el resto de la tarde dando un paseo por el centro de Bruselas, donde probé las otras dos especialidades del país.

Primero, decidí comprar un gofre en un puestecillo del centro. Y aprendí que en Bélgica hay dos tipos de gofres: los de Lieja (los más típicos y que solemos ver en España) y los de Bruselas. Estando donde estaba, compré el de Bruselas, y no me arrepentí, ¡estaba delicioso!

Y hablando de delicioso, ¡tenía que probar los bombones belgas! Así que entré en una de las muchas chocolaterías de la Grand Place y compré una selección de distintos bombones. Qué decir, a mi que me encanta el cacao… unos de los mejores que he probado nunca.

Empezaba a atardecer, el cansancio pasaba factura y el frío de la mañana se estaba traduciendo en el principio de un resfriado. Así que dejé atrás la bonita Grand Place, disfrutando de su arquitectura por última vez en el viaje, y me volví al hotel a por un merecido descanso y una sana ensalada de pasta para cenar. Al día siguiente la ruta continuaba, y me llevaría por tres ciudades del país belga. ¡Hasta el siguiente diario!

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