Entre el viernes y el domingo, el parque sumó 9.437 entradas, un 9,2% menos que en el mismo periodo del año anterior.

El Parque de la Naturaleza de Cabárceno cobra una vida inusitada cuando lo sobrevuelas en teleférico. En ello coinciden los visitantes a pie de estación, todavía impresionados por la espectacular visión panorámica en altura del recinto. Sin embargo, la infraestructura turística, inaugurada el pasado jueves, no ha conseguido en su primer fin de semana en activo superar los registros de años anteriores. Entre viernes y domingo, ambos incluidos, la reserva sumó 9.437 entradas, frente a las 10.404 vendidas durante el mismo periodo del año anterior, lo que significa un descenso del 9,25%. Según los datos oficiales facilitados por el propio parque, la venta de entradas en este primer fin de semana de septiembre se sitúa así a niveles similares a los de 2009, aunque que el director de Cantur, Javier Carrión, la empresa pública que gestiona el parque, declarara ayer a RNE que las visitas había crecido entre un 25 y 30% desde la apertura de la telecabina.

El director del recinto, Miguel Otí, echa mano de la cautela para asegurar que «es pronto para sacar conclusiones» sobre la incidencia de la telecabina en el número de visitas. A su juicio, habrá que esperar «al menos dos meses» para ver la evolución y un año para cifrar el tirón y su incidencia en las finanzas de Cantur. «Cabárceno es rentable, por supuesto», sostiene Otí. El año pasado llegó a facturar más de doce millones de euros. Tan rentable que «tiene una repercusión en Cantabria como ninguna otra empresa, más que Nestlé o Solvay, con muchos más empleados», defiende el responsable del parque. Sin embargo cree, como el Gobierno del PRC-PSOE, que la presencia del teleférico puede «poner en riesgo» esta dinámica.

«Se tienen que dar muy bien las cosas para esto funcione sin problemas. El Gobierno del PP sacó a licitación la telecabina al comienzo de la legislatura y quedó desierta. Después volvió a salir con unas condiciones muy ventajosas para el concesionario. Nosotros tenemos que dar a estos señores siete euros por cada adulto que entre al parque y 3,5 euros por cada niño, paguen lo que paguen, ya sea la tarifa de 25 euros, de 20, de 8, de 7 o gratuita, como es el caso de los vecinos de Penagos y Villaescusa. Por ejemplo, cada vez que un vecino de estos pueblos entre al parque, Cantur tiene que pagar 7 euros a la empresa», explica. De manera que cada año la empresa pública entregará a la adjudicataria, la mexicana ACCSA, 2,6 millones de euros, según el cálculo realizado sobre el número de visitantes del año pasado, y así a lo largo de los 25 años que dura la concesión. «Eso es lo que ha llevado a Cantur a subir las entradas para evitar sumar ese déficit anual», insiste, aunque insiste n que el incremento de precios no garantiza que Cabárceno no entre en pérdidas. «Todo depende de la cantidad de visitantes que vengan». El incremento del 20% de las tarifas ha generado controversia. «La polémica la hemos creado en Cantabria, entre nosotros. Fuera no la hay, y el 80% de los visitantes vienen de fuera de la región, y además es gente nueva, que no ha venido nunca o casi nunca, y lo que menos les preocupa es el precio. Lo que quieren es hacer bien la visita, estar a gusto, no encontrar atascos en el parque, ver los animales, disfrutar del paisaje y comer bien. Les preocupa más la calidad que el precio», enfatiza. Por eso aboga por «no entrar en debates estériles, y reivindicar Cabárceno como «un lugar único en el mundo».

¿Qué dicen los visitantes? Los visitantes avalan las palabras del gestor de la reserva. Todos los que fueron consultados ayer por este periódico a pie de cabina coincidieron en que Cabárceno bien vale lo que pagan por verlo y pasearlo.

Javier Vallejo, Iván Martínez y Juan José Fernández llegaron al parque con sus familias desde Asturias y País Vasco y sus palabras resumen un sentir generalizado. «No venimos pensando si la entrada cuesta 25 ó 30 euros, sino por los animales que hay y por este espacio natural excepcional. Comprendemos que esta obra de ingeniería haya obligado a subir los precios, pero merece la pena por la perspectiva que ofrece del parque y por la comodidad que supone para visitarlo con niños y mayores».Sin embargo, también hay voces que consideran innecesario el trazado desde el aire. Otí es uno de ellos y lo manifiesta sin ambages. Veterinario y gran conocedor de la reserva, ya que ha estado al frente de su gestión durante dos legislaturas (2003/2011) y fue designado de nuevo en diciembre de 2015, considera poco ortodoxo instalar una infraestructura de estas características dentro de un espacio natural como Cabárceno. «No lo hubiera hecho nunca, pero hay muchas opiniones al respecto», señala, aunque reconoce que la visión de Cabárceno desde el aire es uno de los elementos positivos de la instalación. Su opinión no impedirá que como responsable del recinto «intentaré sacarle la mayor rentabilidad». No hay duda de que el Parque de la Naturaleza de Cabárceno es en sí mismo un motor turístico y económico. Con una extensión de 750 hectáreas, en las que se recrean casi 1.200 animales de 150 especies en régimen de semilibertad, da empleo en temporada alta a cerca de doscientos trabajadores, amén de los empleos indirectos que se generan en torno a su actividad. Este verano, en el que el sector turístico de la región ha anotado sus mejores registros después de la crisis, los visitantes de la reserva crecieron en julio y agosto un 10,7% respecto al mismo periodo del año anterior, de manera que 252.433 personas pisaron el recinto.

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