Tras tres días muy intensos visitando los dos parques Disney, y ya con cierto cansancio acumulado, llegó el día final del viaje. Eso sí, nos dispusimos a aprovecharlo al máximo. Para ello decidimos utilizar una de las ventajas de haber sacado el pase anual, y es el poder acceder al parque Disneyland dos horas antes de la hora de apertura oficial (las que se conocen como "Extra Magic Hours"). Además, tuvimos suerte ya que, aunque normalmente en estas dos horas solo están abiertas las áreas de Discoveryland y Fantasyland, nosotros nos encontramos todo el parque abierto, ya que ese día se celebraba en el parque la "noche blanca".
Nada más entrar nos dirigimos a Fantasyland para probar varias atracciones que, al tener muchas colas los días anteriores, se habían quedado pendientes. Empezamos por la dark ride de Peter Pan, que tiene como particularidad que los coches van colgados de un rail y parece que estés volando sobre Londres y Nunca Jamás. Al salir, nos fuimos a la atracción de Dumbo, donde yo me monté mientras @naki me hacía fotos desde abajo. Puede parecer una tontería, pero es una atracción que te hace volver a sentirte como un niño pequeño por unos minutos.
Al salir de Dumbo, repetimos en un par de atracciones que nos gustan mucho, ya que al ser las Extra Magic Hours, no había casi colas. Así, en poco más de una hora, nos montamos además de en Peter Pan y Dumbo, en Piratas del Caribe y Phantom Manor.
Ya eran casi las 10, hora de apertura oficial de los parques, y mientras todo el mundo entraba en el parque Disneyland, nosotros salíamos en dirección a los Studios. De esta manera, entramos de los primeros y pudimos montarnos en RC Racer apenas sin hacer cola.
RC RACER: un credit sencillo, muy intenso (tiene unos airtimes muy fuertes) aunque demasiado corto para mi gusto, aunque se entiende dada la baja capacidad de la atracción. La tematización genial, como en toda el área de Toy Story Playland. Eso sí, no tuvimos tiempo de disfrutar mucho de esta área, y sus otras dos atracciones las probaremos en nuestro próximo viaje.
Tras un vistacillo a las obras de Ratatouille, nos fuimos al show Moteurs...Action! Stunt Show Spectacular. Muy entretenido, con efectos especiales a lo grande y lo mejor de todo es que te meten en la historia de que estás en la grabación de una película de acción. Muy recomendable.
Era el último día y tocaba hacer las compras de recuerdos y souvenirs. Durante los tres días anteriores le fuimos haciendo fotos a todo lo que nos llamaba la atención para comprar, y tras decidir la noche anterior en el hotel qué nos íbamos a llevar, llegó el momento de ir recorriendo tiendas y deprimir a la tarjeta de débito. Lo que hicimos es usar el servicio (gratuíto) de recogida de compras, de tal manera que todo lo que compramos lo recogeríamos por la noche en la Disney Store del Village, y así nos evitamos cargarlo durante todo el día.
Una vez gastados los cuartos, nos fuimos a Frontierland a disfrutar del show "The Tarzan Encounter". Bonito espectáculo de acrobacias ambientado en la peli del hombre-mono, aunque no acaba de pegar con la zona temática en la que se encuentra.
Llegaba la hora de comer, y nos fuimos al restaurante de Discoveryland ambientado en Toy Story, Pizza Planet. Buffet libre de pasta y pizza donde nos pusimos las botas, recomendadísima la tarta de chocolate, el mejor postre que probé en todo el viaje.
Con el estómago más que lleno, caminamos hasta Fantasyland donde conocimos a Mickey Mouse en su nuevo meet&greet, en el cual visitas el teatro donde Mickey es la estrella principal en su papel como mago. Tras hacer cola viendo cortos del ratón, pasas al backstage del teatro donde conoces a Mickey en persona y te haces fotos con él.
Tras salir del teatro, y con el objetivo de descansar un rato de tanto caminar, cogimos el tren de vapor en la estación de Fantasyland, y dimos una vuelta completa al parque. En el camino pudimos ver la parade de la tarde preparada para salir, todavía en el backstage, aunque las princesas no dejaron de saludarnos desde sus carrozas; pasamos por la gran estación de Main Street, por los dioramas del Gran Cañón, y por las cuevas de Piratas del Caribe.
Nos apeamos del tren en la estación de Discoveryland, y nos dirigimos a Buzz Lightyear Laser Blast, para la que habíamos sacado un Fast Pass hacía un rato. Una dark ride interactiva muy divertida, si no hubiese habido cola habríamos repetido muchas veces.
De allí, y tras descansar un rato sentados en Central Plaza, entramos en Adventureland y nos internamos en la Adventure Isle. Esta parte del parque son dos islas, conectadas por varios puentes colgantes y flotantes, en las que te puedes pasar un buen rato explorando y descubriendo cosas: la cabaña de los Robinson, el barco del Capitán Garfio, cuevas, cascadas, grutas... todo por supuesto con una tematización increíble. Estuvimos por allí mientras anochecía, y cuando ya era de noche, nos dirigimos de nuevo a Central Plaza a coger sitio para Fantillusion y Dreams!
Y una vez vimos por cuarta y última vez el gran show nocturno del parque, tocaba despedirse. Fueron cuatro días muy especiales en los que lo pasamos en grande. Y es que los parques Disney tienen esa magia que te envuelve, pero no te agobia; te sientes como un niño disfrutando de todos los detalles. Al día siguiente volvimos a la entrada del resort para coger el bus al aeropuerto, y no dijimos adiós... sino hasta pronto.