O cómo Shamballa puede encarnar PA mejor que ninguna otra atracción

 

Tengo que reconocer que cuando me enteré que la atracción de 2012 no tenía nada que ver con un fénix me quedé un poco decepcionada. Parecía tan adecuado, tan perfecto: un fénix para complementar al Dragon Khan. En China tradicionalmente el emperador se asocia a este reptil y la emperatriz... lo habéis adivinado: al fénix. El ying para el yang.

Por eso, cuando me enteré que estaba tematizado como una simple expedición a las montañas me enfurruñé un poco... pero de seguida se me pasó. Shamballa, o sea Shangri-La. El reino perdido en el Himalaya, tan puro que se dice que no se puede acceder físicamente.

Uno de los principales problemas que tiene el parque es que hay gente que lo percibe como algo invariable. Una vez ya has ido no hay por qué volver. La mayoría de PACos no podemos entender esta mentalidad porque para nosotros el parque de un día no tiene nada que ver con el del día siguiente -si no fuera así no haríamos reviews de nuestras jornadas en el parque, o de los espectáculos y atracciones. Tiene que ver con los retos personales que te propones, la calidad de los actores, con quién vas, las atracciones abiertas, el estado de la tematización... Al menos para mí es un poco una bono-loto.

Una expedición a una cordillera es siempre lo mismo: las montañas son las que son, pero es imposible que dos ascensiones sean idénticas. El tiempo, la nieve depositada, los posibles accidentes, las habilidades de cada escalador... hacen que sea algo extraordinario cada una de las veces.

Se dice que al llegar a la cima se siente una sensación en el estómago: es euforia y auto-superación. No sé a vosotros, pero a mi me recuerda mucho a subirse a una major.

El otro día Ocean comentaba la necesidad del parque de pasar de lo real a la fantasía, porque viajar ya está al alcance de cualquiera hoy en día. Es cierto, la gente en el fondo no quiere viajar, quiere vivir aventuras. Quiere meterse en algo totalmente diferente a su día a día, un lugar en el que ser el héroe y hacer algo increíble. Quiere saber que puede hacer más. Pero sobre todo, quiere acceder a ese lugar al que, como Shamballa, no se puede ir a pie ni con ningún vehículo, porque se encuentra en nuestra cabeza, y solo lo podemos vislumbrar cuando nos sube la adrenalina.

Queremos tener esa sensación y cuando se acabe poder decir "Yo he estado en Shamballa, el lugar más puro de todos".

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