VI.

El domingo me desperté estupendo. Aunque no se duerme igual que uno en su casa, pero aún así estaba descansado sin resaca, es lo que tiene que tomara sólo Coca-Cola el día anterior. Nos bajamos todo felices al buffet donde estaba... ¡la cola del infierno!

Se nota todos los domingos que estamos todos allí, porque hay que esperar para poder entrar a desayunar. Eso si, una vez dentro arrasé con la comida. Recogimos al otro Edu que estaba perdido porque no encontraba a nadie de su habitación... Como somos buenos samaritamos nos lo quedamos y le hicimos un hueco en nuestra mesita.

Una vez con la barriga llena y habiendo visto a buena parte de la gente con esos saludos mientras coges la chistorra, las salchichas, el chorizo, el jamón, etc, regresamos a la habitación. Nos quedaba recoger algo de la maleta para bajarla a la consigna y estar todo el día en el parque. También pasé por la habitación "central de fotos", para recoger algunas.

Jugamos a hacernos fotos en el hall, a guardar cosas en los coches hasta que salimos para el parque, para volver, si, lo habéis adivinado, si, pensar un poco, ¡MAGIC FISH!, esta vez fue muy grupal y subimos en varios turnos. Por cierto, ¿Han llenado el parque de chonis?, porque a veces pensábamos que algún trabajador nos amenazaría –vimos una pelea entre una y dos chavales el primer día que tela, telita, tela-. Pero esta vez nuestra aventura en Sesamo Aventura iría más allá.

Observando la zona llegué a una conclusión para entender esta área temática: Sesamo Aventura es algo así como la Polynesia vista con un colocón de tripas. Árboles gigantes que mueven los ojos, Estatuas polinesias con caras extrañas, un Coco volador, peces a los que se sube la gente para derrapar, todo muy colorido, calabazas con gente dentro que andan... Os lo digo todo y no digo ná.

Nos subimos al Coco-Piloto, un recorrido aéreo por la zona, que es la mar de bonito ¡Todo parece una maqueta gigante! Es el momento de hacer fotos, saludar a la gente de PAC que está haciendo el tour de las montañas rusas y sacar el niño que llevamos dentro (Ohhhh)

Al bajar nos hubiéramos llevado, quien dice llevado, arrasado con la Chiquitienda –que suena a Chiquiprecios y a Chiqui de Gran Hermano- pero no estamos forrados. Teníamos sed, así que parada técnica a beber algo, antes de ir camino al Mystery 2, donde estuvimos haciendo cola. Con el cansancio acumulado al sentarnos me dieron ganas de cerrar los ojos y echar una cabezada, pero me gustó bastante, entretenido, aunque me falta una historia que una todo.

Nos quedaba cada vez menos tiempo, pero había que comer. El Jeremy's era el lugar elegido, una pizza, unos aros, y un tiempo de charla que sería lo último que haríamos casi en el parque. Tocaba bajar hacía el hotel. Unas últimas compras en la tienda principal: una mochila super chula y, como no, el CD del parque de este año. Era imprescindible sabiendo mi pasión por la música.

Hubo ya despedidas entrañables en el Far West, que no voy a recordar porque me da penita, pero hubo más en el hotel donde además nos reencontramos con gente que ya nos habíamos despedido, pero ¡Que más da!, ¡Nos damos más abrazos! Por todos los que nos falten en el tiempo que no nos veamos... aunque con algunos espero que sea poco o muy poco tiempo.

Jugamos al Tetris para poder meter todos los bártulos de las cuatro personas que íbamos en el coche, pero Carlos que es un chico listo consiguió hacerlo. Era hora de partir: Cinturones puestos, GPS en marcha... Y pasamos del GPS cuando parecía que nos llevaba al contrario. Lo cual provocó que acabáramos por carreteras secundarias, viendo un paisaje mucho más bonito y tardando un poco más hasta poder volver a coger el peaje.

La mitad del grupo se durmió, pobrecillos, el cansancio acumulado de estos días es lo que tiene, se notaba. Mientras mirábamos mapas para poder volver a la autopista. Si, lo conseguimos. Ahora bien no sabíamos que lo que venía después era... ¡El atasco infernal! Hora y media donde apenas nos hemos movido, la desesperación llegó a nosotros, sólo veíamos puntos rojos de los coches hasta que conseguimos escapar de allí. Fue el momento más terrorífico de todo el viaje.

Despedidas rápidas porque acabamos llegando al hogar a la 1 de la madrugada. Pero llegamos, contentos, cansados, pero finalmente en casa. Ya sólo queda menos de un año para regresar, y será el décimo aniversario. Que ganas de que pase el año.

No se vayan que queda un capítulo más...