Se escuchan voces en la habitación de al lado. Parece ser que ya están despiertos, mientras aquí en mi habitación todos aún duermen. Y sí, aunque parezca mentira en un Voyage, la primera noche todos los integrantes de la 1118 acabaron durmiendo en dicha habitación.

Es aún temprano para levantarse y empezar a preparar cosas, ducharse... Y tampoco es plan de despertar a todos los demás, así que intento volver a dormir, cerrando los ojos y recordando tantos y tantos momentos de la noche anterior.

Llaman a la puerta, ahora sí que nos vamos despertando todos, era @manuteruel y por el pasillo se van viendo las caras de dormidos pero "tenemos que bajar a desayunar". Así que, poco a poco y con mucho sufrimiento, nos empezamos a mover de las camas. @sonia abre las persianas dejando entrar un sol matador en la habitación, pero al menos no llueve, como decían los pronósticos. Mejor.

Una vez ya listos, y con ropa decente para ir a desayunar, que no sea el pijama, calzoncillos, o ropa que usamos para pijamas, bajamos al comedor, donde al final nos acabamos sentando en una mesa al final de todo con @edu, @anna_geisha, @nona, @tefa... Y allí comenzamos a deborar el magnífico buffet de desayuno que cada año es igual, pero que está riquisimo. Lo que sí que encuentro en falta es la bebida, ya que si no te apetece ni leche, ni café, solo te quedan unos zumos supuestamente de naranja, que saben más a agua que a dicha fruta, y que están calientes. Con lo bueno que está un zumo frío, o un agua fría, pero tampoco... Creo que es el toquecito que le falta al desayuno, porqué estaba por ir a buscar nuestra magnífica fanta de naranja a la habitación, que estaba en la nevera bien fresquita, para acompañarla con los churros.

Una vez acabado el desayuno, nos acomodamos en la habitación de @musiccc86, @bafo, @topedok y Víctor, que no sé si está registrado por estos lares, y todos, uno por uno, y unos más tardes que otros, empezamos a caer redondos, mientras otros acababan hablando de temas un poco escatológicos y sobre los cotilleos de la noche anterior.

Cuando por fin conseguimos desengancharnos de la cama, fuimos a dar una vuelta por el parque, que parecía lleno de gente, pero tampoco tan repleto como el año pasado, que fue un caos total.

Nos atrevimos a entrar en La mina del diablo, y cual nuestra sorpresa nos encontramos con el speaker de ayer por la tarde en Horror in Penitence. Y más sorpresa sería aún que nos lo encontraríamos esa noche en la Selva del miedo. Nos soltó lo mismo igualito que en Horror, y nos adentramos en la mina más sosa que habíamos probado. Incluso el grupo de @beateruel, @lluisc, @empaire, @xavi... Ya nos advirtió que no entráramos, pero teníamos ganas de ver lo que se cocía allí dentro. Algún que otro susto flojo nos llevamos, pero estaba todo tan vacío, y con algún actor que parecía que lo hubiéramos pillado acabando de hablar por el movil.

Acabamos hiciendo un Dragon Khan, aunque yo me quedé en tierra firme, y fuimos a comer a Bora Bora, donde descubrimos que toda la comida de Polinesia tiene que tener piña, es como más tropical. Además, hicimos experimentos con los ventiladores que dan con los menús, y no sabéis lo gracioso o fastidiante que puede ser que te mojen con cocacola, o intentar hacer una llúvia de sal con las hélices. Si más bien no, curioso.Aquí un servidor se separó para irse a preparar para empezar a hacer fotos a todos aquellos participantes que se querían maquillar.

Me volví a pegar una ducha con agua fresquita. Sí, igual que el año pasado, en el Voyage me duché casi un par de veces por día, y es que de tanto andar y sudar por el parque te dan ganas de meterte en la ducha otra vez, o incluso en la piscina. Como el día en que llegamos, que pedíamos a gritos una ducha, y hasta las 3 no nos la pudimos dar.