"When you wish upon a star, niiiinonaniiiinoniiiii" :D Pues sí, de vuelta de Disney Paris, e imbuidos aún del "espíritu Disney"... o muy cansados y algo atontados aún por el cambio horario. Ya, ya sé que en España estamos en el mismo huso horario que allí, el cambio horario al que me refiero es a que allí te has de levantar a eso de las 6:00 para poder desayunar a las 7:00 (ántes de "la marabunta") y estar en las puertas del Parc Disneyland a las 8:00 casi de noche y con temperaturas bajo 0 aprovenchando las Extra Magic Hours... un día y otro día y otro... y eso con niños pequeños es MUY duro, aunque sean unos auténticos y entrenados riders como los nuestros ;)
Pero bueno, ya sabíamos a donde íbamos, y aunque no contábamos con las inusuales nevadas que nos han tenido caminando kilómetros y kilómetros sobre la nieve/hielo/agua resbaladizos, hemos disfrutado al máximo de todo lo que hemos podido o nos han dejado, ya que ha habido atracciones y espectáculos que no hemos podido ver, ya sea por la nieve o por "problème tecnique", que también allí los hay, y muchos.
La experiencia de ir a Disney con tus hijos pequeños es algo que debería ser obligatorio, como el D.N.I, pero lamentablemente no es gratis, ni mucho menos, así que doy gracias por tener la suerte de poder hacerlo. Una aventura así, y más en las circunstancias que menciono, es algo difícil de olvidar.
Cómo describir una estancia en Disney ? De ninguna forma. Hay que vivirlo para saber lo que és. El encanto de las atracciones "clásicas" junto a la adrenalina de las más modernas, todo ello fundido e incrustado en una decoración y tematización impecables e inmaculadamente conservadas y limpias, donde hasta el más mínimo detalle te hace olvidar, no ya la monotonía "de diario", que queda muy, muy lejos, sino hasta el lugar físico en el que te encuentras, trasladándote realmente a un mundo de fantasía como el que te envuelve en todo momento.
Sin embargo (siempre hay un "pero") también hay un trasfondo económico, claro, ésto es un negocio, y donde se trata de ganar dinero, la magia choca con el euro, y de ahí surgen aspectos realmente negativos, como por ejemplo el tema de la comida, que aparte de ser un asco y encima carísima, es hasta difícil de comprar, en interminables colas pilotadas a veces por empleados "no muy satisfechos", que reflejan su frustración hacia el cansado-helado-hambriento cliente...
En otro orden de cosas, es de admirar la increible capacidad que tienen casi todas las atracciones, diseñadas para absorber la mayor cantidad de visitantes en el menor tiempo posible, para reducir el tiempo que éstos han de pasar en las colas, que la mayoría de las veces están repletas de detalles que admirar mientras esperas, pero otras veces están a la intemperie, o bajo un tejadillo.También aquí se han llevado las cosas un poco lejos, hasta el punto de que algunas "dark rides" (atracciones tipo "carrito que te montas y vas viendo cosas durante el recorrido de la atracción") circulan a tal velocidad que es imposible fijarse bien en todos los detalles, como la atracción merecería y para lo que fué diseñada.En otros casos, con atracciones "de dar vueltas" en las que el viaje dura un minuto escaso: también es frustrante, aunque algo menos que lo anterior.
En lo relativo a aspectos más mundanos, como los transportes o el hotel, todo bastante correcto y funcional, aunque me sorprendió ver cómo Disney falla ante imprevistos "no tan imprevisibles" como una gran nevada, que dejó a los clientes de sus hoteles esperando (en un ambiente gélido) un transporte de regreso al hotel que no llegó, sin siquiera una simple nota de advertencia en la parada de los buses.
En fín, la experiencia, aunque agotadora, ha sido extraordinaria.Y no ha terminado... sólo marca un comienzo. Tal y como yo me imaginaba, y así lo comentábamos unos días ántes de emprender el viaje: "lo malo de ir a Disney es que luego querremos volver..." ;)